"Dadme lodo y pintaré la piel de una Venus...siempre que pueda pintar a su alrededor los colores que yo quiera" (Delacroix)
El color no es una propiedad física de las formas, sino un fenómeno perceptivo. La luz, sobre las formas es la que define el color que percibimos de éstas. Bajo una luz blanca percibimos un limón amarillo. Pero lo vemos marrón en la sombra, naranja cerca del fuego...
Por eso, no se puede afirmar que el limón es amarillo, sino que únicamente que lo vemos de color amarillo. No se sabe la causa, pero si el mecanismo: el limón absorbe todos los colores del espectro cromático menos el que refleja.
Las carnaciones son un tema preocupante para numerosos pintores. ¿De que color es la piel? ¿Con que color se la debe representar? No hay una única respuesta, ya que depende de los tonos naturales del modelo, de la iluminación que recibe y de los colores del entorno, con los que interactúa. Si además añadimos una actitud abierta y creativa por parte del artista, las respuestas devienen infinitas.
Lucien Freud, nieto del creador del psicoanálisis. Nos muestra detrás de cada cuadro una historia que nos habla de su vida y todo lo que le rodea. Por medio de sus cuadros adivinamos la calidad de sus relaciones.
Sus modelos suelen ser sus amistades; según decía, no pedía nunca a alguien que posara para él si antes no se había iniciado entre ellos una relación de amistad. Su pintura no deja indiferente al espectador y recibe calificativos de “chocante, violenta, cruel, podrida y afectada” debido a su gran realismo con el que trata a la persona retratada. “Hay algo en la persona desnuda cuando la tengo delante que apela al respeto”.
Freud refleja la grandeza del ser humano en su máxima humanidad, con pastosas y grandes pinceladas de tonos carnosos, en todo su espectro de matices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario