En griego graphos significaba tanto algo escrito como algo dibujado o pintado, existe conexión entre pintura y escritura, pues ambas usan instrumentos sobre superficies para comunicar una idea, emoción o imagen. Históricamente, las letras empezaron como dibujos, y hasta cierto punto siguen siéndolo, innumerables generaciones después de los antiguos jeroglíficos e ideogramas. También es cierto que muchos artistas han usado las palabras como elementos de sus cuadros, Henri Michaux , convirtió el alfabeto en figuras que tienden a la alucinación.
Las pinturas rupestres nacidas para contar escenas o los hechos que decidieron mantener en la memoria previos a la alfabetización.
El parentesco entre poeta y pintor existe, les une una sensibilidad creadora, dejando atrás las formas, en otras palabras, la poesía es pintar con las palabras.
“Recurrimos a un arte en concreto en busca de algo que no encontramos en ningún otro”
Es cierto, como nos decía Puond , que recurrimos a la poesía en busca de imágenes. ¿Tan borrosos son los limites?? “
Un ejemplo de esto se puede ver en Hell Text (1991) de Annette Lemieux. Otro ejemplo en el que podemos ver como se sobrepasan los limites formales es The Monster’s Monologue, de Chistine Borland. Aquí todas las imágenes producidas por el artista las genera el cerebro del oyente.
Pero hay quien considera incestuosa esta relación, y tal vez “El título de un cuadro debería ser otro cuadro”.
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