sábado, 15 de enero de 2011

Dibujo decorativo

“Una característica distintiva de la pintura japonesa es la fuerza de la pincelada (…).Al representar un objeto que sugiere fuerza, por ejemplo un acantilado rocoso, el pico o las garras de un tigre o los troncos y ramas de un árbol, en el momento en que se aplica el pincel el sentimiento, de fuerza debe ser invocado y sentido a través de todo el sistema nervioso del artista e impartido por su brazo y mano al pincel, de modo que se transmita al objeto pintado”
Henry P. Bowie
En las leyes de la pintura japonesa, 1911.







Un dibujo, no es necesario que sea idéntico al mundo que vemos puede ser solo decorativo.
En las láminas japonesas, aun siendo dibujos bidimensionales nos llama la atención que tengan movimiento.

Durante mucho tiempo en Occidente se pasa por alto la factura del cuadro, de esta forma se anula la huella personal del artista. Los orientales han valorado esa huella como la expresión propia del hombre y la han dominado, para transmitir sus sensaciones: miedo, energía, seguridad etc. Todo esto se perciben por el trazo y el espectador queda atrapado.
Líneas planas decorado superficies planas y no es necesario vincularlas a lo figurativo. Los artistas islámicos experimentan permutaciones muy refinadas del dibujo abstracto. Tal vez la prohibición de no representar seres vivos, nunca se cumplió estrictamente, y favoreció la larga tradición del arte no figurativo, sus estructuras hacen pensar en algún complejo sistema matemático.

Un día, una señora que visitaba al pintor Matisse en su estudio hizo el siguiente comentario:”Estoy convencida de que el brazo de esta mujer es demasiado largo.” Matisse respondió cortésmente:”Madame, está usted equivocada. Esto no es una señora, esto es un cuadro”

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