En un lejano país existió hace muchos años una ovejita roja.
Fue fusilada
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas rojas eran rápidamente pasadas por las armas para que futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
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