Henry P. Bowie
En las leyes de la pintura japonesa, 1911.
Un dibujo, no es necesario que sea idéntico al mundo que vemos puede ser solo decorativo.
En las láminas japonesas, aun siendo dibujos bidimensionales nos llama la atención que tengan movimiento.
Durante mucho tiempo en Occidente se pasa por alto la factura del cuadro, de esta forma se anula la huella personal del artista. Los orientales han valorado esa huella como la expresión propia del hombre y la han dominado, para transmitir sus sensaciones: miedo, energía, seguridad etc. Todo esto se perciben por el trazo y el espectador queda atrapado.
Líneas planas decorado superficies planas y no es necesario vincularlas a lo figurativo. Los artistas islámicos experimentan permutaciones muy refinadas del dibujo abstracto. Tal vez la prohibición de no representar seres vivos, nunca se cumplió estrictamente, y favoreció la larga tradición del arte no figurativo, sus estructuras hacen pensar en algún complejo sistema matemático.
Un día, una señora que visitaba al pintor Matisse en su estudio hizo el siguiente comentario:”Estoy convencida de que el brazo de esta mujer es demasiado largo.” Matisse respondió cortésmente:”Madame, está usted equivocada. Esto no es una señora, esto es un cuadro”
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